La obra pretende contraponer los conceptos de autoritarismo y democracia. El autoritarismo está representado por la ausencia de libertad. Todo está orientado en la misma dirección, el rumbo impuesto con cierta violencia (línea roja), y con un poder centralizado (círculos concéntricos). El autoritarismo suele contar con el apoyo de un pequeño número de personas (líneas negras), mientras que la población en general, con pocas posibilidades de ascenso social, se resigna o se aleja (el fondo azul se orienta hacia el verde - esperanza). La democracia, en cambio, está simbolizada por la libertad, donde son posibles múltiples direcciones y surgen diversas soluciones, reflejo de la diversidad y la esperanza de la población. Las piedras de distintos colores simbolizan este pluralismo, contrastando con el negro de la turmalina colocada en los círculos concéntricos.